

El tráfico de cocaína se dispara en las carreteras entre España y Francia
En la autopista que bordea la costa mediterránea, los aduaneros franceses paran vehículos sospechosos en busca de traficantes de cocaína, que utilizan cada vez más esta importante ruta por la que transitan dos tercios de la droga entre España y Francia.
"Cada vez que entramos en servicio, esperamos encontrar algo", declara a AFP Julien Estrampes, jefe adjunto de la brigada de aduanas de Narbona, en el sur de Francia. "Hace unos años, si hubiéramos encontrado 15 kilos de cocaína en un año, habría sido el fin del mundo".
Ahora, las cantidades incautadas en la carretera se disparan. "Estamos ante un aumento de más del 1.000%", afirma David Cugnetti, director regional de las aduanas de Perpiñán, cerca de la frontera española, que considera que esta frontera terrestre se ha convertido en la "tercera ruta más importante para la cocaína después de los puertos y aeropuertos".
Según un recuento de AFP basado en cifras de las aduanas, la gendarmería y la policía, en 2023 se incautaron 400 kg de cocaína, en 2024, 495 kg, y 545 kg en los dos primeros meses de 2025.
La nueva ruta de la cocaína ya es muy popular entre los traficantes. Según el antiguo fiscal de Perpiñán, Jean-David Cavaillé, entre el 65% y el 68% de la droga que entra en Francia pasa por esta ruta, con predominio del cannabis.
- Control de los puertos -
Laurent, un aduanero que prefiere no dar su apellido, participó en la reciente incautación de 56 kg de cocaína en una furgoneta matriculada en Polonia. El polvo blanco, "con una pureza del 85%", estaba escondido en un doble fondo.
La furgoneta circulaba por la autopista en dirección a Alemania. Es en esta "importante ruta de tráfico" donde se produjeron las últimas incautaciones. Los 37 aduaneros de Narbona patrullan a diario con sus perros esta ruta así como la red secundaria.
El mes pasado, Fanny -una agente de aduanas que también prefiere permanecer en el anonimato- paró en la carretera principal a un coche matriculado en Bretaña, al oeste de Francia.
La conductora, que estaba "muy inquieta" y "confusa", "temblaba mucho" cuando el perro entró en el coche, recuerda la jefa del equipo. "Volvimos a la brigada y desmontamos el coche: la cocaína estaba escondida en las puertas". 7,5 kilos, concluye, señalando que la pareja albanesa de la mujer se dedicaba al tráfico de drogas.
"El contrabando de coca con un auto solía ser inaudito. Ahora lo vemos", declaró Patrick Léonard, jefe del servicio interdepartamental de la policía judicial de Toulouse, la capital de la región, donde se incautaron casi 400 kg.
Como los puertos de Le Havre y Dunkerque, así como los de Róterdam y Amberes, "están sometidos a controles más estrictos, los traficantes eligen otros puertos", como el de Barcelona, añade el responsable de la Oficina Antidroga de Toulouse, bajo condición de anonimato.
Estrampes "cree que los cárteles mexicanos han buscado nuevos mercados debido a la política estadounidense, que blindó sus fronteras".
- Escondites ingeniosos -
En el aparcamiento de trofeos de la aduana hay una quincena de vehículos con escondrijos, cada uno más ingenioso que el anterior: un hueco en un taparrueda o una caja empotrada en el parachoques trasero, entre otros ejemplos.
"Si encontramos algo, desmontamos completamente el vehículo", explica Estrampes.
Entre los vehículos decomisados la mayoría tenían matrículas extranjeras, muchas de ellas alemanas.
Ese es uno de los criterios de revisión, pero no el único. "Trabajamos mucho por intuición", explica Marie, segunda ayudante de la brigada, que tampoco quiso dar su apellido.
Y luego está la labor de inteligencia. "Tenemos toda una serie de intercambios y estrechos vínculos con las autoridades españolas en un espectro muy amplio, desde el conocimiento de lo que ocurre a nivel global hasta operaciones más detalladas vinculadas a la detención de un vehículo sospechoso", dice Cugnetti.
En varios puntos de la frontera y la costa, la policía francesa comparte información con la Guardia Civil española.
En el Centro de Cooperación Policial y Aduanera (CCPD) de Melles-Pont-du-Roy, en la frontera franco-española, por ejemplo, franceses y españoles intercambian información y supervisan operaciones conjuntas en pequeñas carreteras de montaña.
"Puede haber contrabando de cocaína. Estamos allí para detectarlo y seguirle la pista", afirma el coronel de la gendarmería Stéphane Dallongeville.
De ahí la importancia de "identificar las rutas de tránsito para desestabilizar a los que las prueban con pequeñas cantidades", declaró a AFP el general Thibaut Lagrange, comandante de la región de la gendarmería, subrayando la "cooperación transfronteriza muy marcada" en la región.
"Cuando eres camionero y estás todo el tiempo en la carretera, de vez en cuando te ofrecen algún billete para llevar un kilo en la parte trasera de la cabina", explica.
"En un camión de 38 toneladas, es discreto", pero "está ayudando a los grandes traficantes a probar rutas donde no nos esperan".
L.Costa--GdR