

Cinco claves para entender la crisis política en Francia, ante una semana de alto riesgo
La probable caída del gobierno del primer ministro, François Bayrou, el lunes abre una semana de alto riesgo en Francia, marcada también por el regreso de protestas sociales y el riesgo de ver degradada su calificación crediticia.
Bayrou decidió someterse a una moción de confianza para forzar al Parlamento a apoyar su plan de recortes presupuestarios que busca reducir el déficit y deuda públicos en 2026. Pero, salvo sorpresa, fracasará y su gobierno caerá.
A continuación, cinco claves para entender las turbulencias que atraviesa la segunda economía de la UE:
- Sin mayorías -
Francia está sumida en una profunda inestabilidad política desde mediados de 2024, cuando su presidente, Emmanuel Macron, convocó elecciones legislativas anticipadas a raíz de la victoria de la ultraderecha a los comicios al Parlamento Europeo.
El adelanto dejó una Asamblea Nacional (cámara baja) aún más dividida que en la legislatura anterior, sin mayorías estables y con tres grandes bloques: izquierda, centroderecha --gobernante-- y extrema derecha.
Muestra de la inestabilidad, los diputados tumbaron en diciembre el gobierno del primer ministro conservador, Michel Barnier, cuando intentaba aprobar los presupuestos de 2025. Su sucesor, el centrista Bayrou, caerá probablemente el lunes.
- Presupuesto de la discordia -
La oposición, desde la izquierda a la extrema derecha, rechaza su plan presupuestario para 2026, que prevé un ahorro de unos 44.000 millones de euros (51.600 millones de dólares) e incluso suprimir dos días feriados, la medida más polémica.
Una crítica común es que la clase media paga el costo del esfuerzo fiscal. La izquierda querría mayores impuestos a las grandes fortunas, mientras que la extrema derecha aboga por reducir el gasto vinculado con la inmigración.
Para el politólogo Bruno Cautrès, el "problema fundamental" de Bayrou, uno de los socios minoritarios en la alianza centroderechista de Macron, es que carecía de "legitimidad electoral" para impulsar estas grandes reformas.
- Malestar social -
El anuncio en julio del plan de recortes impulsó los llamados, hasta entonces minoritarios en redes sociales, a protestar el 10 de septiembre y configuró un movimiento difuso detrás del lema "Bloqueemos todo".
El ministro del Interior, Bruno Retailleau, ordenó a la policía que aplique "la mayor firmeza" en caso de altercados, pero descartó un "movimiento de gran alcance". Además, acusó a la izquierda radical de Jean-Luc Mélenchon de aprovecharse de las protestas.
Para los expertos, el movimiento es diferente del de los "chalecos amarillos", que sacudieron el primer mandato de Macron entre 2018 y 2019. Entre las acciones previstas está el bloqueo de sitios estratégicos y no usar las tarjetas de pago.
"Desde que Macron está en el poder, es peor que nunca, el dinero se distribuye a los que ya lo tienen", asegura a la AFP Annie, una mujer de 76 años que participará en la protesta. Otros futuros manifestantes denuncian el "abismo" con la clase política actual.
- Elevada deuda pública -
La incertidumbre también alcanzó a los mercados de deuda, máxime cuando el plan de Bayrou era sanear las arcas públicas, que registraron un déficit público del 5,8% del PIB en 2024 y una deuda pública de casi el 114% en marzo, la tercera más alta de la UE.
El viernes, la agencia Fitch tiene previsto anunciar su nueva calificación de la deuda soberana de Francia. En marzo, la mantuvo en AA- con perspectiva negativa y advirtió que la degradaría si el país no lograba aplicar un "plan creíble" que permita reducir la deuda a medio plazo.
Una degradación de la nota podría llevar a tasas de interés más altas en los mercados y que el pago a los acreedores se convierta en la primera partida del presupuesto francés, por delante de Educación.
- Presión electoral -
Para intentar resolver la crisis política, Macron llamó al gobierno, formado por su alianza centrista y el partido conservador Los Republicanos (LR) a acercarse a la oposición socialista, pero alcanzar una mayoría estable se anuncia difícil.
Algunas voces llaman a un nuevo adelanto electoral como solución, que se sumaría a las elecciones municipales previstas en marzo y a la presidencial de 2027, pero los sondeos proyectan un Parlamento sin grandes cambios en la relación de fuerzas respecto al actual.
Cuando Macron bate récords de impopularidad, un 64% de franceses quiere su dimisión, según un sondeo reciente de Odoxa-Backbone. El mandatario ha rechazado hasta el momento dimitir, en un contexto de auge de la ultraderecha.
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P.Caruso--GdR