

Carlos III y Trump, dos personalidades opuestas
Donald Trump, de visita oficial esta semana en Reino Unido, se siente fascinado por la familia real británica, aunque el presidente estadounidense es muy diferente de Carlos III, un rey apasionado por el medioambiente y cortés en público.
Trump tiene 79 años, y Carlos III 76. Ambos son extremadamente ricos, se han divorciado y se han vuelto a casar, dos veces el presidente estadounidense y una el rey británico.
Y ambos sienten afinidad por Escocia, donde nació la madre de Trump.
Pero los puntos en común parecen detenerse ahí, más allá de que el rey haya invitado a Trump a una segunda visita oficial, algo sin precedentes para un presidente estadounidense.
Trump, que debe llegar el martes y proseguirá su visita el miércoles y el jueves, se define como "un gran fan de la familia real británica", a la que elogia siempre que puede. "Es gente maravillosa", declaró en julio en Escocia.
"Tenemos puntos de vista diferentes, pero nos llevamos bien", afirmó Trump en 2024 en el canal conservador GB News, reconociendo al mismo tiempo que el rey "está más apegado a las restricciones ambientales".
- Temas de desacuerdo -
El respeto por el planeta, que el rey defiende desde hace más de 50 años, no es lo único que los aleja.
En un encuentro cargado de simbolismo, Carlos III recibió al presidente ucraniano en marzo, pocos días después de la humillación sufrida por Volodimir Zelenski, por parte de Trump, en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
El rey volvió a recibir a Zelenski para un almuerzo en junio y elogió "el coraje y el espíritu indestructible del pueblo ucraniano" durante la fiesta nacional de este país, a finales de agosto.
Cuando Trump habló de anexar Canadá, país del que Carlos III es jefe de Estado, como miembro de la Commonwealth, el rey viajó allí en mayo --a pesar del cáncer que padece, del que se desconoce su naturaleza y por el que aún recibe tratamiento-- para leer el discurso del Trono en la reapertura del Parlamento.
El rey es el "gobernador supremo" de la Iglesia de Inglaterra y un "anglicano comprometido", pero considera un "deber" proteger la diversidad religiosa en Reino Unido.
Por su parte, Trump, presbiteriano por parte de su madre, pero que se describió como no confesional en 2020, prefiere defender los "principios judeocristianos de los padres fundadores" de Estados Unidos, como declaró recientemente en el Museo de la Biblia en Washington.
Trump afirmó en su día que los cristianos estaban "perseguidos" bajo la presidencia de su predecesor Joe Biden, y creó un grupo de trabajo para erradicar los "prejuicios anticristianos" en Estados Unidos.
Durante su discurso de investidura en enero, seis meses después de ser víctima un intento de asesinato, Trump declaró haber "sido salvado por Dios para devolverle la grandeza a Estados Unidos".
- Comportamientos diferentes -
Trump, condenado penalmente por un caso de sobornos que involucraba a una actriz pornográfica, tiende a proferir insultos, lo que lo pone en el extremo opuesto de un rey cortés en público.
Los ataques del multimillonario estadounidense, que durante años han apuntado a opositores políticos y medios de comunicación, se han extendido recientemente al presidente ruso, Vladimir Putin, al que acusó de decir "muchas tonterías" sobre Ucrania, así como a Irán e Israel, que "llevan tanto tiempo peleando que no saben lo que hacen".
La jardinería, pasión de Carlos III, tampoco parece un terreno común. La rosaleda centenaria de la Casa Blanca fue recientemente adoquinada y transformada en un patio con sillas y sombrillas, mientras que un magnolio gigante del siglo XIX fue talado este año por considerarse peligroso.
Carlos III disfruta plantando árboles tanto en Reino Unido como cuando viaja al extranjero.
"Carlos III y Trump son personalidades muy diferentes. Pero no es el rey quien elige a los dignatarios extranjeros en visita oficial. Ese es el papel del gobierno", recuerda Ed Owens, historiador y comentarista real.
Trump llega el martes por la noche, invitado por Carlos III, pero las visitas de Estado se organizan por recomendación del Ministerio de Relaciones Exteriores británico, para fortalecer las relaciones bilaterales.
G.Vitali--GdR