

La mexicana Mayra Hermosillo retrata el matriarcado en el que creció con "Vainilla"
Cuatro generaciones de mujeres en un "matriarcado total", un concurso de talentos y una amenaza de desahucio. Con esos ingredientes y muchos recuerdos, la mexicana Mayra Hermosillo realizó "Vainilla", su primer largometraje, que presentó en la 82ª Mostra de Venecia.
La película, proyectada en la sección "Jornadas de los autores" del certamen veneciano y que opta al premio a la mejor ópera prima, profundiza en los recuerdos más íntimos de la actriz y directora, natural de Torreón, en el noreste de México.
Para realizarla, la mexicana de 38 años, que ha actuado en series como "Narcos: México" o películas como "Perdidos en la noche" de Amat Escalante (2023), decidió rodearse de "sus amigas más cercanas".
"Yo me vine a la Ciudad de México para ser actriz, y era puro 'no', 'no', 'no'; entonces dije: 'voy a dejar de ser terca, no me toca ser actriz'", cuenta, risueña, Hermosillo a la AFP en el Lido de Venecia.
Pero "tenía ganas de seguir contando historias", así que se lanzó a dirigir. Tras intentar emular a su admirado Guillermo del Toro escribiendo "algo tipo 'El laberinto del fauno'" y no "llegar ni a la página dos", se dio cuenta de algo: "de lo único que puedo escribir es de algo que conozca realmente".
Y así germinó "Vainilla" en 2018.
"Empecé a hablar de mi familia y navegué por muchísimos lugares", explica, para contar la historia de Roberta, una niña de 8 años que vive con su madre, tías, abuela y bisabuela, además de la asistenta, en una casa amenazada por una orden de desahucio.
La película, ambientada en el México de finales de 1980 e inicios de 1990, retrata el mundo en el que creció Hermosillo, a la que crió su madre. En un momento dado, se fueron a vivir con su abuela, su bisabuela, una tía y una prima: "puras mujeres", ningún hombre.
"Es un matriarcado total", afirma la directora, que cree que "ahí se empezó a sembrar la empatía en [su] ser", al vivir siendo la única niña entre tantas adultas, como le ocurre a Roberta (Aurora Dávila) en el filme.
"Aunque seas chiquita o mayor o adulta, hay que buscar la manera de poder convivir en el día a día. Y siento que ahí algo bonito se sembró en mí", señala Hermosillo.
- Amor y magia -
Según dice, la película se filmó "con muy poco dinero" pero, con su equipo, se obró la "magia": como no podían rodar toda la película en Torreón, porque resultaba caro, reconstruyeron su casa de la infancia en un foro, a partir de fotos.
"Y con tres pesos para la iluminación, pues no había [dinero]. Tres 'chingaderitas' y a hacer magia con eso", admite, con un destello de ilusión en la mirada.
"Si no hubiese amor en esta película, no hubiera salido como salió", asegura.
En el filme cuenta anécdotas que le sucedieron, como una "terrible" pelea con su bisabuela, siendo aún chiquita, o cómo vivió su pubertad, en pleno desarrollo corporal, cuando se vendaba el pecho porque se "sentía superincómoda".
"Para mí los hombres, en ese entonces, era como ir a un zoológico y ver entes que yo no conocía", recuerda, señalando que quiso "reflejar" en el filme esa "otra dinámica [en la que creció], en ausencia de ciertas cosas".
"Vainilla" es uno de los doce filmes iberoamericanos presentados en la Mostra, que finaliza el 6 de septiembre. De estos, la mitad fueron dirigidos por mujeres.
"Es supernecesario abrirle espacio al mundo femenino", apunta Hermosillo en este sentido. "Es hermoso que empecemos a explorar el mundo de la mujer y a compartirlo de una manera artística", agrega, contenta de que haya "una fuerza, más espacio" para ello.
G.Bianchi--GdR