

El juicio a Sean "Diddy" Combs, un maná para influencers
Cada día es la misma rutina: al pie del tribunal federal del sur de Manhattan las cámaras de televisión de medios tradicionales compiten con influencers que cuentan a su legión de seguidores lo que pasa en el juicio del magnate del hip-hop Sean "Diddy" Combs.
Combs se sienta desde mayo en el banquillo acusado de agresión sexual y de liderar una red de prostitución.
Al igual que el resto de la prensa, los creadores de contenido en redes como TikTok, Instagram o YouTube solo pueden entrar a la sala con libreta y bolígrafo. Las cámaras, teléfonos, grabadoras y computadoras están prohibidos en el edificio.
Las únicas imágenes son las que realizan las retratistas a carboncillo y tiza dentro de la sala.
Por eso, al igual que la prensa, los influencers entran y salen del tribunal para relatar lo que ocurre dentro, entregando y recogiendo cada vez sus dispositivos electrónicos en los controles de seguridad.
"Soy capaz de explorar esos pequeños aspectos del caso que la gente pasa por alto porque la corriente dominante tiene que centrarse en la agenda principal del día", dice a la AFP Emilie Hagen, presente en Instagram, TikTok y Substack.
Algunos de sus miles de seguidores han hecho donaciones, lo que le ha permitido contratar una asistente.
Ningún periodista o influencer ha podido tomar imágenes de Combs, que entra y sale del tribunal por un acceso privado.
Sin embargo, al tribunal acuden regularmente miembros de la familia del magnate de la música y testigos como Kid Cudi, el rapero que testificó que el entorno de Combs incendió su coche, o la expareja de Combs, la cantante y modelo Casandra "Cassie" Ventura, principal testigo.
La presencia de Kanye West, que llegó la semana pasada a arropar a su amigo, supuso un momento álgido para las decenas de cámaras que esperan pacientes frente al tribunal en busca de algo jugoso.
El mediático juicio le ha permitido a la joven que en TikTok se llama "KealoHalika" conquistar en solo dos días 10.500 nuevos seguidores, hasta los 40.500.
"Ha sido una locura", dice a la AFP. "Han sido muchos movimientos. Definitivamente ha cambiado mi vida", asegura.
Donat Ricketts, un artista de 32 años de Los Ángeles, estuvo presente en otros juicios mediáticos como el de Tory Lanez o A$AP Rocky, pareja de Rihanna, en California.
Asegura a la AFP que gana entre 8.000 y 10.000 dólares al mes gracias a ingresos publicitarios de YouTube (21.000 suscriptores) y a donaciones de los fans.
"Es la primera vez que viajo a otro estado para cubrir un caso", dice este creador de contenidos. "Me siento como de vacaciones, pero además estoy pudiendo trabajar y ganar dinero", agrega.
A diferencia de Hagen, Ricketts no estudió periodismo.
Pero sostiene que este caso es un "punto de inflexión en el que los grandes medios de comunicación saben que los 'periodistas independientes' son una fuerza a tener en cuenta".
- Una "buena historia" -
Según un estudio del Pew Research Center de 2024, uno de cada cinco estadounidenses se informa a través de personas influyentes en Internet; en el caso de los menores de 30 años, el porcentaje se dispara al 37%.
Reece Peck, profesor de comunicación política y periodismo de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, califica la competencia entre creadores de contenidos de "darwiniana".
"Tienen mucho miedo a perder su clientela o su audiencia. Y con esa lógica, la de que hay que crear contenidos constantemente, el ciclo de noticias es una fuente de material muy atractiva", dice Peck a AFP.
Y el juicio de Combs reúne todos los elementos de una buena historia: "Sexo, violencia y celebridad".
"No se puede pedir más", dice.
Decenas de medios de comunicación tradicionales cubren y analizan el juicio.
Para garantizar un lugar en la sala desde donde se puede seguir el juicio por circuito cerrado de televisión, muchos medios contratan a personas para hacer fila toda la noche.
Pero a pesar de la vasta cobertura de los medios tradicionales e influencers, algunos prefieren verlo en vivo, como la profesora Val Solit, que está de vacaciones en Nueva York y pasó por el lugar después de comer en el cercano Chinatown.
"Me gustan los crímenes y los dramas", dijo a la AFP.
Compara el juicio a Combs con el mediático proceso de O.J. Simpson en los años noventa.
"Fue fascinante venir a verlo". "Es la historia en desarrollo", concluye.
M.Pellegrini--GdR